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'Fair: The Darkest Light': la espeluznante serie de terror de Netflix tiene un misterio interesante pero no logra capitalizarlo

 La cosecha española de Netflix en 2022 comenzó con 'El páramo', una película estimable pero que daba la sensación de quedarse sin ideas un buen rato antes de que aparecieran los títulos de crédito finales. Su siguiente propuesta realizada en nuestro país es 'Feria: La luz más oscura', una serie de terror en la que la plataforma tiene depositadas muchas esperanzas. No es para menos si tenemos en cuenta que detrás de ella están Agustín Martínez ('La caza. Monteperdido') y Carlos Montero ('Élite').

Su primera temporada -ya os adelanto que no se trata de una serie cerrada- llegará a Netflix este próximo viernes 28 de enero. Será entonces cuando todo el mundo tenga la oportunidad de ver los ocho primeros episodios de 'Feria: La luz más oscura', los cuales ya he tenido la oportunidad de ver. 

El bagaje es bastante desigual, ya que se plantea un misterio atractivo y cuenta con la atmósfera enrarecida adecuada para potenciar su lado más siniestro, pero a cambio no da la talla en aspectos tan esenciales como el guion y sus personajes. 

Un cóctel mal mezclado

La intensidad es uno de los rasgos principales de esta serie, buscando en todo momento dotar a la historia y las imágenes de la gravedad necesaria para sumergir al espectador en el suspense alrededor de ese sacrificio ritual que ha tenido lugar en un pequeño pueblo andaluz. Sin embargo, a 'Feria: La luz más oscura' no parece interesarle tanto esa tragedia más general como el gran impacto que tiene en una familia del pueblo. Los padres de dos adolescentes han desaparecido y están involucrados en lo que ha sucedido.

A partir de ahí se crea una serie que se apoya siempre en el contraste, ya que las dos hermanas son muy diferentes, algo que irá agudizándose cada vez más según pasan los episodios. Además, sus dramas personales colisionarán de lleno con la investigación alrededor de esos misteriosos sucesos. A su favor conviene destacar que 'Feria: La luz más oscura' nunca oculta que hay un vital componente sobrenatural detrás de todo, pues no le interesa jugar con la duda sobre si la creencia de esa secta está fundada o no.

El problema llega a la hora de manejar esos sugerentes ingredientes, optando por jugar con una mitología que a menudo deja al espectador con la sensación de estar mareando la perdiz. 

Ahí se podría argumentar que lo hace para dar algo más de peso a sus personajes, en especial a las protagonistas interpretadas por Carla Campra y Ana Tomeno, pero ahí tenemos una de las grandes debilidades de 'Feria: La luz más oscura', ya que la serie de Netflix nunca termina de conseguir que realmente conectemos con ellas.

Y no es por falta de intentos, ya que uno de los principales ejes dramáticos de la serie es precisamente la relación entre ellas y cómo va evolucionando por la forma en la que se ven afectadas por lo sucedido. La serie siempre intenta buscar un apoyo o una motivación emocional que sirva como motor narrativo, pero ahí casi siempre resulta un tanto plana, como si simplemente no fuera capaz de trasladar sus ambiciosas intenciones a la imagen.

Poco satisfactoria

Algo parecido podría decirse de la parte de suspense, pues todo lo relacionado con la investigación es un tanto monótono. No es que caiga en lo inverosímil o haga algo especialmente mal, simplemente es algo que está ahí y aporta poca cosa al conjunto, ya que el gran gancho acaba siendo el suspense. Qué ha sucedido exactamente, cómo se ha llegado a esa situación y cómo se desarrollará todo.

Ahí 'Feria: La luz más oscura' funciona mejor en lo conceptual que en su ejecución, ya que su forma de profundizar en el misterio acaba resultando un tanto inerte, al igual que la enorme cantidad de desnudos que hay en la serie. Se ve bien lo que quieren transmitir y los diferentes simbolismos que maneja, pero de ahí a integrarlos de forma satisfactoria en el relato hay un trecho. 

Al final, algo aportan en lo referente a enrarecer la atmósfera que plantean sus directores, pero acaba cayendo en lo repetitivo cuando tenía quedar ese paso adelante para resultar fascinante y que no pudiéramos dejar de ver lo que sucede en pantalla. Alguna imagen potente sí nos deja, pero falta el soporte para que no sean más que chispazos sin continuidad.

Eso lleva a que 'Feria: la luz más oscura' acabe siendo más satisfactoria cuando tiende más hacia lo expositivo, en especial ese cuarto episodio que echa una mirada al pasado. Lo curioso es que sea entonces cuando más consigue ese sentimiento de progresión que en la parte situada en la actualidad de los personajes nunca llega a sentirse. Se plantea el misterio, se “adorna” con un solvente acabado técnico y luego no deja de dar pasos en falso hasta cerrarlo todo con un desenlace que sí invita a querer ver una posible segunda temporada, ya que entonces sí que tocará ser más directos desde el primer momento.

En resumidas cuentas

'Feria: La luz más oscura' es una oportunidad perdida de sacar adelante una serie española de terror que enganche realmente al espectador. Ingredientes llamativos sí que maneja, pero luego la mezcla que hace con ellos acaba resultando frustrante más veces de las que consigue hacer crecer la curiosidad que tenemos al empezar a ver la serie. Con todo, mejor que otra propuesta en una línea relativamente similar como 'Paraíso' sí que es, pero le falta mucho no ya para ser la mejor versión posible de sí misma, sino simplemente una que merezca realmente la pena.

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